El discurso explicativo de lo que nos ocurre, está lleno
de elementos heterogéneos y muchos dilemáticos, en tanto se da
paso a un grupo o “comunidad” que materializa y encarna una
posición moral deseable y correcta, que al tiempo establece las
fronteras para ejercer acciones de violencia y erradicación de lo
otro infeccioso. No obstante, esta apelación a una comunidad,
o una posición moralmente deseable y colectiva, no es más que
una pantalla o diana imaginaria, pues al final la frecuencia sobre
la cual se modulan estos flujos apunta nuevamente a la exaltación
del individuo y la productividad como horizonte de desarrollo
humano, es lo que denominamos Narrativa del Bumerang.