El estado español no reconoce la capacidad de ser sujetos de la población catalana. No dialoga con ella, sino que impone políticas y espera obediencia. Los representantes políticos catalanes, tampoco reconoce a la población catalana como sujetos, ya que decide por ellos, pero a su vez ellos tampoco son reconocidos como sujetos por el estado español. Así pues, la actitud que a mi entender ha de seguir el independentismo y el soberanismo es el que marcó Jordi Cuixart en su comparecencia en el juicio del referéndum: desobedecer y volver a desobedecer las veces que haga falta.