Quiero compartir en este texto para la revista Kavilando, algunas lecciones y reflexiones, en borrador todavía, y que todavía me producen algo de escozor al nombrarlas, porque parten de algunas escenas que les voy a compartir, vivencias en el último tiempo de mi trabajo en la ciudad de Medellín con organizaciones de víctimas de Medellín y de Antioquia. Estas escenas, creo yo, nos deben poner a pensar, desde los movimientos sociales y desde los procesos de defensa de los derechos de las víctimas, puesto que es fundamental revisar algunos procesos, formas, procedimientos a través de los cuales el discurso de las víctimas en Colombia y toda la parafernalia que se ha construido en relación con la memoria histórica, se podría convertir en una forma más de control de la población, de desactivación de procesos sociales y políticos, de fracturación y ruptura del sujeto político.