Frente a nosotros se revela la esencia plena del capitalismo en la actualidad, cuyo funcionamiento desencadena un universo de brutalidades cometidas en nombre de la ganancia transnacionalizada de la conjunción de intereses internacionales y nacionales, del entrelazamiento entre capital financiero, extractivista, ruralista, industrial y bancario, y de la complementariedad entre crímenes legales e ilegales, reforzados ahora por la actuación pesada de milicias del crimen organizado en la extracción de oro para el mercado paralelo. En esa red jerarquizada de grandes y de pequeños expoliadores, que asesinan, se meten en el monte, desmontan y queman, contaminan ríos con metales pesados, trafican, acosan y expulsan a las poblaciones originarias localizadas en áreas de interés, expuestos a la peste, al hambre, a la prostitución infanto-juvenil y al trabajo esclavo. Todo eso, nunca está de más recordarlo, en una de las áreas más controladas y militarizadas del país. Hablamos de la Amazonía hoy.