A partir del Manifiesto de Córdoba, el papel relevante que desempeñan y deben asumir, de forma constante, los estudiantes, dentro y fuera de los campus universitarios, debe ser una responsabilidad permanente para la construcción de comunidades de pensamiento críticas, reflexivas y propositivas que propendan por el mejoramiento de una mejor sociedad, así mismo, los maestros como acompañantes del proceso educativo; el Gobierno como garante y los Medios de Comunicación por el papel de influencia que cumplen en la comunidad.