El fin que debe alcanzar cualquier proyecto de desarrollo, es el mejorar de un modo sustentable el bienestar humano y el equilibrio ambiental, es decir, producir un avance significativo en el desarrollo humano, sobre una base que sea viable económica, equitativa y ambientalmente sustentable. Si la realidad evidencia que efectivamente esto no ocurre, construir otras opciones se constituye en el horizonte ético, político y económico viable, lo que excluye a las grandes represas como lo corrobora el caso: “Crisis de Hidroituango.”