Actualmente, en el marco posterior a la firma de los acuerdos de paz, se posiciona como un imperativo categórico de reflexión para la agenda pública una educación en derechos humanos, en tanto un eje central para la democratización de la sociedad y el desarrollo de una cultura de paz, sobre todo de cara al paralelismo entre el genocidio perpetrado contra la Unión Patriótica entre los años 1984 y 2002, y las prácticas de asesinato sistemático contra los firmantes del acuerdo pertenecientes al Partido Político Comunes, fruto del mismo acuerdo de Paz.