El recurrente conflicto armado colombiano tiene sus raíces en el uso, goce, disposición, tenencia y control de la tierra. Si bien desde lo normativo se ha buscado regular el asunto, en la práctica varias de estas normas no han contribuido con la superación de las brechas de inequidad. Solo a partir del Acuerdo de Paz firmado en 2016 entre las Farc-EP y el Estado colombiano, este eje se incorpora como un mecanismo para la paz y la reconciliación. Sin embargo, la voluntad política para tramitar debidamente este tema, sigue siendo un reto.