Se mantiene y persiste en la escena de la resistencia política las prácticas de educación popular, oxigeno en la basura material de la racionalidad en la que fuimos mercadeados y en el ambiente humeante del combustible quemado de la urbanidad que respiramos. En esta vivencia de aculturación colonial que nos toca vivir a los latinoamericanos, y en la que hemos estado sumergidos hace cinco siglos, de cuenta de la idea de progreso de la decadente, deshumanizante e injusta sociedad occidental es un insulto querer hacer apología al clipchesudo bicentenario independentista, de esto hablaremos en el presente artículo.